ASOCIACION DE AMIGOS DEL TEBEO DE LA REGION DE MURCIA
(A.A.T.R.M)
Una de las premisas de partida fue que no nos reuniríamos
sólo para hablar de tebeos y de lo mal que está esto o aquello, sino para hacer
tebeos. Esta es la razón de que una de nuestras principales actividades haya
sido la edición de diversas publicaciones en estos años.
El Tío Saín es una revista-fanzine de periodicidad semestral
(mayo-diciembre), de la que han aparecido 10 números desde 1994. A lo largo de
los años esta publicación ha pasado por diversas etapas. Actualmente se ha
estabilizado (o eso creemos) en su formato refinitivo: formato
comic-book-hispano (17x24 cm.), 44 páginas a imprenta con portada a color e
interior en blanco y negro. Su contenido no ha sufrido tantos cambios: buenos
cómics, acompañados de jugosos artículos de opinión y divulgación y alguna
gamberrada suelta. El Tío Saín se ha ganado a pulso un hueco entre las mejores
revistas "no profesionales" del país, entendiendo como tales aquellas
en las que sus autores no cobran por publicar. Tal vez la única razón que nos
ha impedido ser aclamados por las masas es la de siempre: la distribución,
eterna asignatura pendiente.
El número de personas que participa en nuestras
publicaciones cada vez es mayor. A los autores "históricos" se han
unido nuevos colaboradores: jóvenes dibujantes que no superan los 15 años y
también prestigiosos profesionales como Manuel Barrero o el reaparecido Abel
Ippólito.
Contamos, además, con otras publicaciones como El Saco del
Tío Saín (Boletín bimestral/ mensual en fotocopia, 32 números entre 1994 y
2000), Monográficos El Tío Saín (6 números) con obras de Pedro Vera, Juan
Navarro, Juan Álvarez o Javim, Los fetiches del Tío Saín, con materiales de las
exposiciones "Cine y Cómic", "Dibujantes murcianos contra la
Intolerancia", "Humor gráfico en la prensa", ‘Las ciudades del
futuro’, etc.
Para el nº 30 del cartagenero fanzine Pasaba Por Aquí, el
último, que nunca llegó a editarse, sobre la edición en Murcia y sus
problemáticas, dos de los autores más dinámicos de la AATRM: Víctor Martínez
'Víctor M' y Javier Martínez 'Javim', ofrecieron sendos artículos.
El Tío Saín - Víctor Martínez López
Bajo el capote del Tío Saín
Pese a encontrarse alejada de la industria editorial de
nuestro país, emplazada como todo el mundo sabe en Barcelona, la Región de
Murcia ha visto nacer numerosos dibujantes y creativos interesados por el
tebeo, así como interesantes iniciativas encaminadas a la publicación de
historietas. Lo que sigue es un esbozo, una pequeña memoria, de una de las más
recientes entre esas iniciativas, que desembocó casi sin querer en la AATRM y
El Tío Saín.
A principios de los 90 –que yo empiezo a contar en 1988, soy
así de generoso- el certamen Murcia Joven reunió a una peña, un grupico de amigos
autores y protoautores de tebeos la mar de apañao: los nombres de Vicente
Tiburcio, Manolo Martínez Meseguer, Paco Alemán, Sebastián Fernández, Alejandro
Galindo, Maite Ayala o Juan Álvarez y Jorge Gómez deben sonarnos forzosamente
de esta época. Ese grupo se amplió con otros jóvenes procedentes de cursos de
cómic impartidos por Juan Álvarez –Kens, Gabriel Sandoval, Ión Negativo, Javim
o éste que os habla- y de nuevo del Murcia Joven –Pedro Vera, Paco Melgarejo,
Salvador Espinosa,...-. Este tiempo se caracterizó por un “ir y venir” de unos
y otros, en el que algunos coincidían en el Salón del Cómic de Barcelona, en
exposiciones y demás y otros directamente colaborábamos (Gabriel Sandoval
entintó páginas a Juan Álvarez, yo hice numerosos guiones también para Juan
Álvarez y Alejandro Galindo,...)
Por aquel entonces todo el mundo era consciente de que aquí
había potencial más que suficiente para sacar una revista. Si el mercado
empezaba a ser una mierda y en Murcia había calidad... ¿por qué no
autoeditarnos? Hay que recordar a Vicente Tiburcio por su especial vehemencia
en este tema. Ya en el 89, la fugaz y mamotrética “Boca a Boca” fue un loable
intento en este sentido, una “revista joven y modelna” que daba algo de cancha
a dibujantes e ilustradores del terruño. El caso es que a finales del 93,
principios del 94, varias reuniones semiclandestinas de Vicente Tiburcio,
Manuel Martínez Meseguer y Juan Álvarez en la recién inaugurada librería
Historietas fueron el pistoletazo de salida de una revista de historietas
realizada desde Murcia. El optimismo, la alegría y el comentario de proyectos
circulaba por doquier, pero la organización y la financiación eran otras
cuestiones más peliagudas.
Nace la Asociación de Amigos del Tebeo de la Región de
Murcia
Es en ese momento cuando entra en escena José Manuel
Campillo (en adelante “El Chiqui”), crítico de tebeos de La Opinión de Murcia,
a su vez habilidoso utilizador de los resortes administrativo-burocráticos e
insaciable solicitador de favores apoyado en su ronca, tortuosa labia y en su
propio volumen corporal. Y plantea la posibilidad de crear una Asociación
Juvenil para captar subvenciones y participación en espacios culturales del
Ayuntamiento y la Comunidad... el único detalle era que, efectivamente, había
que crear una Asociación.
Este hecho nos situó en una nueva perspectiva. Empezamos a
reunirnos el primer sábado de cada mes (la reunión fundacional tuvo lugar en el
apartamento del Chiqui; la segunda en el Centro Cultural Puertas de Castilla. Y
las siguientes en el Auditorio de Beniaján, en el ya desaparecido Bar
Continental y en Yesqueros, sucesivamente) y, al tiempo que preparábamos la
edición de El Tío Saín y diversas monografías, nos embarcábamos en la
publicación de un boletín mensual (El Saco del Tío Saín, a la postre casi más
célebre que su progenitor) y en la realización de todo tipo de actividades
complementarias cuyo objetivo no era otro que la DIFUSIÓN, con mayúsculas, del
medio cómic en nuestra región. El número de personas que participaba en nuestras
publicaciones cada vez era mayor. A los autores “históricos” se unieron nuevos
colaboradores: jóvenes dibujantes que no superaban los 15 años y también
prestigiosos colaboradores de fuera de la región como Manuel Barrero o Fermín
Solís.
Todo no fue vino y rosas. Poco después de poner en marcha el
proyecto, por razones que tenían mucho más que ver con lo personal de lo que
pensamos en un principio, y tras fuerte choque con Juan Álvarez y Manuel
Martínez, Vicente Tiburcio deja la asociación y la revista de cuya coordinación
se encargaba. A menudo me pregunto qué habría sucedido de haberse quedado
Vicente con nosotros. El tenía clara una línea editorial, un “libro de estilo”
para El Tío Saín, lo que habría supuesto una mayor homogeneidad cualitativa
pero seguramente también mayor rigidez: mayor aspecto de revista que de
fanzine, pero menor frescura... no sé. Lo que sí creo es que un proyecto como
el nuestro no puede permitirse el lujo de perder a un autor de la calidad de
Vicente Tiburcio, y nos desprendimos de él demasiado alegremente.
Autores que “dan el salto”
Pronto El Tío Saín se convierte en escaparate de diversos
autores que hoy no necesitan presentación: Santiago Arcas, Daniel Acuña, Pedro
Vera y Ginés, José Manuel Puebla e incluso Ángel y Guillermo publican en la
revista murciana. Ésta ofrece, a lo largo de sus trece números, algunas
historias absolutamente imprescindibles de gente tan estupenda como Manuel
Martínez Meseguer, Paco Alemán, Javim,
Kens o el siempre escurridizo Kömadur.
Además, El Tío Saín actúa como estimulante de otros fanzines
que surgen de la mano de colaboradores de la asociación: es el caso del
Garbanzo Metálico, Arte Facto y de algunas publicaciones del Komando Leproso.
No obstante, después de un número 10 que supone un auténtico
“do de pecho” (y que recomendamos mucho más que este soporífero artículo para
comprender la historia, ética y estética de dicha publicación), y cuando todo
indica que la AATRM está más fuerte que nunca, el proyecto pierde fuelle a
marchas forzadas. Muchos colaboradores, incluso la esperada “nueva guardia” más
joven, ponen pies en polvorosa y desaparecen o hacen muy intermitente su
intervención por razones diversas según el caso. La distribución, asignatura
pendiente en estos seis años, sigue siendo un caos y se sacan tres números más
sin mucha ilusión. Algunos de estos números creo que ni siquiera han llegado a
los socios y mucho menos fuera de nuestras fronteras, a excepción de los
repartidos en Barcelona cada año coincidiendo con el Saló.
Las causas de la crisis... ¿y el futuro, qué?
Varias veces me he preguntado por las causas de un desplome
tan rápido del Tío Saín. Y la que veo como principal es la falta de relevo.
Alguna gente nos acusó de ser algo así como un coto cerrado y elitista, de
coleguillas que se autoeditaban y autopromocionaban ellos mismos con sus
mecanismos y ya está. Sin embargo yo siempre lo percibí como algo diferente. Mi
sensación es que la gente se interesaba poco por colaborar en sentido amplio.
Llevar adelante una asociación que edita es algo complicado. Hay que llevar
adelante cierta burocracia, reunirse, planificar, maquetar, dibujar,
fotocopiar, mandar tropecientos envíos (a la distribuidora, a los colegas del
medio, a los socios) y no encuentras demasiado personal dispuesto a dedicar
parte de su tiempo a esto. Por otra parte, y ahí me apropio de una idea
expresada por Paco Olivares, echo en falta una generación entera. Se atisba una
joven camada de aficionados-autores cuya edad oscila entre los 14 y los 18
años, pero no hay nadie ahora mismo dando caña con 21, 22, 23 años,... ¡Si lo
hay que levante la mano, por favor!
Por último, el titulillo del apartado me obliga un poco a
hablar del futuro. El futuro es una cosa resbaladiza, difícilmente
aprehensible. Es la arena del reloj que aún no ha caído. La verdad, siempre que
hablo del futuro preferiría que pasaran unos años para saber exactamente de qué
estoy hablando, pero por otra parte si sólo tuviera que hablar de lo que sé
debería utilizar para comunicarme la bocina de Harpo. ¿Por dónde iba...? ¡Ah,
sí! La AATRM, El Tío Saín, el futuro... una ecuación interesante. Tras un
periodo de incertidumbre, en abril de 2001 pasamos los aperos de labranza
(libros, cuentas, burocracia y demás) a los más jóvenes. Desde entonces la
continuidad de la Asociación de Amigos del Tebeo de la Región de Murcia está en
sus manos. No tengo ni idea de si El Tío Saín seguirá adelante como tal o
quedará en el fatídico número ese que tan malo es si no crece o si nacerá una
nueva revista. Tampoco sé si otras actividades, como exposiciones, etc. verán
la luz en un futuro próximo. Sí sé lo que deseo, que es, en la mejor tradición
del tebeo, poder terminar este artículo con un grandioso y mayúsculo
“CONTINUARÁ...”
La AATRM en cifras
El Tío Saín (revista semestral, 13 números entre mayo de
1994 y mayo de 2001).
El Saco del Tío Saín (Boletín bimestral/ mensual en
fotocopia, 30 números entre junio de 1994 y mayo de 2000).
Monográficos El Tío Saín con obras de Pedro Vera, Juan
Navarro, Juan Álvarez y Javim.
Fetiches El Tío Saín, con materiales de las exposiciones
"Cine y Cómic", "Dibujantes murcianos contra la
Intolerancia", "Humor gráfico en la prensa", “Carnaval”, etc.
Exposiciones
La Bencina:
Exposición
de una selección de tiras originales de AngelGuillermo.
La Capitana Diana:
Originales
de los historietistas murcianos Juan Álvarez y Jorge Gómez de las páginas
publicadas en la revista Puta Mili de Ediciones El Jueves.
Colectiva:
Trabajos de
diversos autores asociados a la A.A.T.R.M.
Historietas Alucinantes:
Exposición
monográfica del artista pinatarense Pedro Vera.
Cine-Cómic:
Homenaje al
séptimo arte de la A.A.T.R.M.
Asesinos de sobremesa:
Exposición monográfica del artista Juan Navarro (Ion
Negativo).
Como Perros:
Max. Espacio Joven La Nave. Junio 1.997.
Murcianos de Tebeo:
Colectiva A.A.T.R.M.
Nick Platino:
Pedro Vera/Ginés.
Historietistas Murcianos contra la Intolerancia:
Colectiva A.A.T.R.M.
Llamando al Engaño:
Víctor Eme/Javim.
El Humor Gráfico en la Prensa:
Ángel/Guillermo, Juan Álvarez, Manuel Martínez y Pedro Vera.
Otros
Cursos de Iniciación al Cómic en coordinación con la red de
centros culturales del Ayuntamiento de Murcia.
Realización del cortometraje
documental “100 años de Tebeos” en formato vídeo.
Organización de los Premios El Tío Saín.
Asistencia anual al Salón Internacional del Cómic de
Barcelona
Tío Saín - Javier Martínez Márquez
¿Sabía usted que…? (Anécdotas y chascarrillos de la AATRM)
por Javim.
¿…el nombre
de “El Tío Saín” fue propuesto por Manuel Martínez? y es un palabro que designa
al hombre del saco. El término en cuestión es deudor etimológicamente del
vocablo “sacamantecas” (saín=grasa). Nuestra cabecera, por confusión, se
transcribió en más de una ocasión como “El Tío Sam”, y nos dio un gusto enorme.
¿… Pedro
Vera supuso el despegue más fulgurante de un autor “made in AATRM”? La
popularidad del dibujante pinatarense creció como la espuma. Tanto es así que
un mexicano, que distribuía revistas “El Gallito”, se acercó a nuestro stand en
el Salón de Barcelona, ojeó un Tío Saín y exclamo “¡¡Ey, Pedro Vera!!”. Aunque
suene a exageración barata es absolutamente cierto.
¿…en el
monográfico “El Humor gráfico en prensa” se reprodujo, por error, una nota para
la imprenta en medio de una página de tiras? Imagínense la cara del autor de
dicha nota al saber que había 1000 copias impresas, con su teléfono bien
visible, circulando por media España. No llegó a mayores.
¿… unos
artículos publicados en El Tío Saín llevaron a la confusión a varios estudiosos
del medio? En la sección “Grandes maestros injustamente olvidados”, aparecida
en los números 1 y 2 de El Tío Saín, se reseñaban la vida y obra de autores
ficticios, inventándose para la ocasión nombres, fechas, publicaciones e,
incluso, entrevistas con autores inexistentes. El problema llegó cuando estos
contenidos figurados no fueron captados como tales por algunos eminentes
estudiosos, incluido el mismísimo Jesús Cuadrado. ¡A punto estuvieron los
imaginarios Arsenio Pérez y Mauro Montesinos de aparecer en el Atlas del Tebeo
Español!
¿…al
invitar a un conocido editor de una revista-fanzine a tomarse un vino nos
contestó, textualmente, que “no podía, ya que se acababa de hacer un piercing
en la punta del nabo y no debía mear mucho”? Sucedió en un Salón de Barcelona,
creo que en el 98. Esa mañana le hicimos el mismo ofrecimiento a otro personaje
del mundillo y nos dijo que era abstemio. Menuda racha.
¿… la AATRM
ha organizado eventos que ni la propia AATRM había acordado organizar? El viaje
en autobús al Salón del Cómic de Barcelona del año 2000 fue organizado por la
AATRM, y la AATRM ni se enteró del tema hasta que el autobús ya estaba fletado.
¿… varios
de los autores que nos mandaron dibujos para el número 10 de El Tío metieron la
gamba? Nosotros les dijimos que era un especial “Número 10” y ellos entendieron
que la publicación cumplía 10 años, con la consiguiente incongruencia en los
textos de sus dibujos. Tampoco era cuestión de volver a pedírselos, y así se
publicaron. La intención es lo que cuenta.
¿… Manel
Fontdevila pasó una maravillosa velada en Murcia gracias a la AATRM? Imagínese
al bueno de Manel apoyado en la barra de un pub y unos 10 socios de la AATRM,
indecentemente borrachos, diciéndole cómo mejorar El Jueves. La solución
propuesta era, por supuesto, que El Jueves contratara a dichos socios.
Fontdevila se excusó pronto y huyó despavorido a su hotel. Y lo entiendo.
¿…la
historieta “Generación Q” del número 10 era de tres páginas y sólo salieron
dos? Más concretamente falta la página número 2, salieron la 1 y la 3. Nunca se
rectificó este hecho, y maldita la gracia que tiene el asunto.
¿… las
publicaciones de la AATRM han sido reseñadas más allá de nuestras fronteras?
Por ejemplo en el número 17 de la revista eslovena “Stripburger Forum”, o en el
periódico del Algarve portugués “Noticias do entrocamento”, que comentaba
puntualmente nuestras novedades. Y para subrayar nuestra internacionalidad,
comentar que se recibieron cartas de colectivos brasileños, holandeses, cubanos
y de algún otro país que me dejo en el tintero.
¿… un
locutor (por llamarlo de alguna manera) de Radio Levante hizo que dos autores
de la AATRM leyeran un cómic como si fuera una radionovela? El resultado, como
no podía ser menos, fue esperpéntico. En la entrevista previa el locutor de
marras había flipado con la explicación de la procedencia de la palabra
“tebeo”… “¡por eso la revista TBO llevaba una B!”, exclamó. Pues claro, mamón,
si no sería “teuveo”. Al terminar, el locutor pregunto a los entrevistados “¿os
lo habéis pasado bien?”, y uno le contestó “estupendísimamente”. Desde
entonces, este superlativo imposible es usado en los círculos íntimos de la
AATRM para designar algo… estupendísimo.
¿… la AATRM
pasó por una época de febril actividad expositora? Entre julio y noviembre del
97 se montaron 6 exposiciones, entre ellas una del Max comisionada por Ficomic.
Buenos tiempos aquellos. Sobre todo cuando alguno llegaba pasado de gintonics y
colgaba los cuadros totalmente torcidos.
¿… en la
historieta de Óscar Borne de El Tío Saín nº 7 hay una viñeta que caricaturiza
una reunión de la AATRM? Aparecen en ella, de izquierda a derecha, Pedro Vera,
Javim, Paco Alemán, Juan Escribano, Manuel Martínez, Juan Álvarez, Sebas
Fernández, Salva Espinosa, Víctor Eme, José Ramón Romero, Sergio y José Manuel Campillo,
alias “El Chiqui”.
¿… la
estrategia de servir mojama y almendras en el stand de la AATRM en el Salón del
cómic de Barcelona causó un tremendo impacto? Hay que reconocer (aunque nos
pese) que la idea y la ejecución de tan extraño ritual fue del Chiqui. Y la
gente alucinaba. Luego, mucho más luego, llegaron los de Veleta con sus jamones
y sus barriles de cerveza, pero la AATRM fue la pionera en dar de comer al
hambriento en el Salón. Y gratis, oiga.
Anécdota curiosa mojamil: un faneditor vallisoletano se
acercó una loncha de mojama a la nariz mientras preguntaba si era pescado o
carne. Supongo que al olerla le quedaría claro. Luego tuve que deletrearle
“m-o-j-a-m-a”, ya que creía que era con “h” aspirada. Mohama. Somos moros, pero
no tanto.
¿… El Tío
Saín estuvo a punto de ser una revista autofinanciada? En el número 7 se
buscaron fuentes de financiación externas, introduciendo anuncios modulares en
los interiores de portada y contraportada. Hasta ese momento se dependía casi
exclusivamente de los dineros de la administración, en forma de subvenciones o
de anuncios institucionales. La cosa funcionó, y empezó así el sueño de la
autofinanciación, que duro hasta el número 9. Hubo incluso delirios de
rentabilidad. Sí, sí. Se llegó a tocar con la punta de los dedos la posibilidad
de ingresar más de lo que costaba editar la revista. ¿El cuento de la lechera?…
Quién sabe. El caso es que era demasiado bonito para ser verdad. Las
distribuidoras se encargaron de despertarnos.
¿… la AATRM
recibió un premio otorgado por el periódico tinerfeño “Diario de Avisos”?
Manuel Darias, autor de una página en este diario dedicada a la historieta,
otorgó a la AATRM en 1996 el premio a la “mejor labor pro historieta”. Por
cierto, la sección del Darias se puede leer en Internet:
http://www.diariodeavisos.com/hoy/rinconcomic/index.html
En estos 6
años de fanedición ha habido muchas más anécdotas, pero recordar nunca fue lo
mío. Tras escribirlas me doy cuenta de que, aún siendo estupideces la mayoría
de ellas, describen aceptablemente los mejores momentos que he vivido en la
AATRM.
Algún día redactaré los hechos negativos, que también los
hubo. Será otro día.
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