EL TREMENDO TOBY
Edita: Espallardo S. A.
Molina de Segura, 1989
3 números.
Tamaño: 32 x 22 cm.
Número páginas: 48
Encuadernación con grapa.
PVP: 300 pts.
Periodicidad bimestral.
Imprenta: Grafimur, S.A.
Depósito legal: MU-335-1989
Vehículo publicitario del proceso técnico y empresarial de
la empresa Espallardo S.A. dedicada al marcaje y codificación de envases y
embalajes así como venta de sistemas y adaptaciones a otras empresas enmarcadas
en ese mismo epígrafe. Además de páginas dedicadas a publicidad propia y de
clientes, se incluían artículos, sobre maquinarias, sistemas, técnicas de lo
realizado en este tipo de empresa y semblanzas del personal, profusamente
ilustrados con fotografías.
En 2011, La Opinión, me publicó, en el suplemento de ocio y fin de semana: Sin Fin, donde tenía cabida mi sección semanal Viñetas Mágicas, una entrevista que le realicé a Juan Espallardo, la cual reproduzco a continuación:
Juan Espallardo Jorquera (Molina de Segura, 1951) es uno de
nuestros autores más veteranos en la creación de historietas. Ha colaborado con
agencias, con multitud de editoriales extranjeras creando historias para
personajes tan emblemáticos como Tarzan o El hijo de Tarzan. Además ha creado
personajes propios como El tremendo Toby y Sickles y Toth. Su última aventura
le ha llevado a centrarse en la pintura y escribir cuentos.
Juan Espallardo / Dibujante
“Dibujar Tarzan, una meta que nunca creo alcanza”
¿Cómo se inició,
profesionalmente, en el mundo del tebeo?
Leía vorazmente de niño y también dibujaba mis propios tebeos a todas horas, pero no pensaba que aquello pudiera constituir, un día, un medio de ganarse la vida. La verdad es que tuve una infancia tan feliz y despreocupada que nunca pensé que alguna vez tendría que ganarme la vida. Pero, cuando descubrí que sí, que tenía que trabajar, entonces decidí que, puestos a sudar, que fuera lo más divertido posible. Cuando tenía dieciocho o diecinueve años, un anuncio buscando dibujantes de historietas para el mercado yanqui, me puso en contacto en Alicante con los que fueron mis maestros directos: Jordi Franch Cubells y Demetrio Sánchez. Allí trabajé con ellos, ayudándoles en algunos trabajos a varias manos, y pronto me presentaron a su agente en Londres, Barry Coker, y comencé a recibir guiones y a dibujarlos. Luego, vendrían trabajos para otros países y nuevas, cada vez más apasionantes, aventuras.
¿Cuál es la serie o personaje de creación propia con el que se siente
más realizado o con el que más ha disfrutado mientras lo dibujaba?
De pequeño, entre otros tebeos, yo leía Tarzán y Pequeño Pantera Negra, series que me agradan por su despliegue de escenarios salvajes, animales exóticos y, sobre todo, la figura humana, más o menos desnuda. A mis veinte años, entablé amistad con Miguel Quesada, el dibujante de Pequeño Pantera Negra, lo que me supone una enorme satisfacción. Por esa misma época, me encargaron que ilustrara historietas de Tarzan y de El hijo de Tarzan, lo que resultó inmensamente gratificante, algo así como alcanzar una meta que ni te atrevías a proponértela. Pero lo más divertido fue la creación de El tremendo Toby, ya que éste es de mi entera responsabilidad, tanto en lo que se refiere al argumento como al dibujo. Por tanto, mucho más personal. Creo que es un personaje singular y me permitió enviarlo a lugares a los que yo nunca viajé. Ahora conozco esos países, pero no cambio mis propios viajes, que son fenomenales, por lo bien que me lo pasaba programándole al Tremendo chiquillo sus periplos por esos mundos de Dios, desde la consulta de información literaria hasta la recopilación de documentación gráfica acerca de las costumbres pintorescas, la arquitectura, el vestido, la naturaleza, los animales... La verdad es que, la preparación de mis propios viajes, al lado de la de los de El tremendo Toby, es una birria.
¿Cuál fue el motivo o motivos por los
que dejó la creación de historietas? Me refiero, primeramente, a la historieta
con fines más lucrativos y comerciales y, posteriormente, el motivo de su
desesperanza por hacer o publicar tebeos.
Dejé de dibujar tebeos de encargo para editores extranjeros, para darme el gustazo de escribir e ilustrar mis propios argumentos. Eso que te permite sentirte algo así como un diosecillo, dueño de todos los actos de tus criaturas. Durante años, me lo pasé estupendamente y vendía las mismas historietas a editores de diferentes países, lo que, además, me permitía vivir holgadamente y en un estado muy próximo a la felicidad. La crisis de la historieta, redujo las posibilidades de publicación y acarreó un cambio en los gustos y una caída de precios. Te exigían más y no te compensaban. Sobreviviendo, a mí no me importa dar todo lo que sé, pero, lo cierto es que apenas se vendía una viñeta y algunos editores aprovechaban la coyuntura para pretender imponerte sus gustos; no, los de los lectores, sino los suyos. Bueno, pues el ambiente me daba más disgustos que satisfacciones, tan malacostumbrado como estaba yo a los mimos, y opté por la retirada. Ahora, dibujo menos y pinto bastante a la acuarela y al óleo. Y las ocurrencias las aprovecho para escribir cuentos, que es algo que me apasiona. Cuentos que comparto con mis amigos escritores de la asociación cultural La Molineta. Total, que me lo paso divinamente, pero recuerdo con nostalgia mis buenos tiempos de historietista. Sigo coleccionando tebeos de dibujantes de todo el mundo y, también, páginas originales. Y siempre tengo algún tebeo empezado. Pero ¿quién lo va a publicar?
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