ROGELIO Y JOAQUÍN
Joaquín Alcaraz Quiñonero (Lorca, 1950) inicia
contactos con el humor gráfico tras acabar la carrera de Ingeniería Técnica y
ganar una oposición en la enseñanza ejercida en Almería. Allí con el seudónimo
‘Jaqui’ colabora en Almería Semanal, suplemento del diario La Voz de Almería,
hasta que en el siguiente curso se traslada a Cartagena. Recién llegado, sin
abandonar sus responsabilidades educativas, inicia colaboraciones en los
diarios Línea y Diario de Murcia, ampliando su capacidad artística con
caricaturas de personajes políticos, así como con otras revistas locales como
El Mirador o Sudeste.
Por aquel entonces, inicio de la década de los ochenta,
conoce a Rogelio García Maciá (Cartagena, 1954) que dedicado a la publicidad
realizaba en La Verdad caricaturas. Fue conocer a Joaquín lo que le impulsó a
introducirse en el mundo del cómic y ambos iniciaron una estrecha colaboración
creando, inicialmente, en 1984, la tira humorística El Icue, para ese mismo
diario, cuyos personajes, Icue y Rascasote,
les han acompañado en diversas aventuras gráficas desde aquel momento. A
esta serie le seguirían otras como Leopoldo en un noray, El espigón de Curra o
Mitos, ritos, hitos y pitos, estas dos últimas para la revista Sudeste. Así,
Joaquín, abandona, progresivamente, el dibujo por el guión y deja la parcela
gráfica a Rogelio un autor con una mayor capacidad creativa y de registro
gráfico.
Joaquín, hombre enamorado de la historieta desde muy joven,
desarrolló una nueva faceta, la de investigador y teórico, firmando infinidad
de artículos sobre autores murcianos para La Verdad o la revista local
Cartagena Viva. En esa época conocen a uno de sus dibujantes más admirados,
Martz Schmidt, con el que ambos crearían una estrecha relación de amistad y
profesión.
En 1986, Joaquín, crea el Colectivo para el estudio y
creación del cómic en Cartagena donde aglutina a un grupo de dibujantes jóvenes
y talentosos que gestarían una de las revistas, de y sobre cómic, más
interesantes del panorama nacional del momento: NPI.
Por su parte, Rogelio, tras la caída de Bruguera y la
llegada de su sucesora Ediciones B, entra a formar parte del equipo de autores
locales que, Martz Schmidt, capta pretendiendo convertir en sus sucesores para
la realización de las andanzas de sus famosos personajes. Durante una época de
ingente producción, Rogelio, realiza historietas de Camelio Majareto, Profesor Tragacanto, Deliranta Rococó o Doctor.
Cataplasma, con destino a las revistas Súper López, Mortadelo, Zipi y Zape y
Pulgarcito.
Aun les queda tiempo a ambos autores para crear monográficos
de utilidad pública como Dora y Javi consumidores, crear tiras y chistes en
revistas y periódicos, realizar talleres de cómic y caricatura o exposiciones
tan interesantes como “El Tebeo Español en la Posguerra”, 1989; “Homenaje al Capitán Trueno”, 1989; “El
sexenio democrático y el Cantón de Cartagena en la prensa gráfica de la época”,
1990 o “Martz Schmidt y la Escuela de Cartagena”, 1991.
Debido al desintereses del público juvenil por las revistas
de humor de ediciones B y a la caótica gestión de esta empresa, las revistas se
van cerrando, una tras otra, al igual que se reduce la necesidad de material
nuevo por lo que Martz Schmidt, a inicios de la década de los noventa, decide
disolver el grupo de jóvenes artistas que, hasta ese momento, constituían el
futuro de su trabajo.
Rogelio que ya había previsto este revés, reorientó su
faceta profesional hacia la publicidad y el diseño gráfico creando un estudio
propio y centrándose casi exclusivamente en este otro mundillo de apariencia
más sólida.
Sin embargo, ambos autores, aún tendrían mucho que mostrar
de su arte y, en 1994, apadrinados por La Verdad, lanzan el coleccionable
‘Cartagineses y Romanos, donde historia, aventura y humor se entrelazarían
fusionados con sus emblemáticos personajes Icue y Rascasote, entre otros. Este
maridaje, con dicho diario, ofrecería una segunda serie en 1999 ‘El Cantón.
Cartagena, 1873’ de grafismo muy simpático pero de plúmbeo tratamiento
narrativo.
Tras esta obra, motivado por sus respectivas y diversas
responsabilidades profesionales en otros campos, la producción de ambos autores
se diluye en pequeñas colaboraciones como la felicitación anual de las fiestas
de Carthagineses y Romanos, algún chiste o ilustración esporádica y un último
monográfico, en 2001, patrocinado por la Autoridad Portuaria, Un día en el
puerto de Cartagena.
José Rogelio García Maciá
(Cartagena, 1954)
Centrado
más en el mundo de la publicidad, la serigrafía, diseño gráfico o pintura, con
un pequeño estudio propio, sería al contactar con Joaquín Alcaraz Quiñonero
quién le impulsaría al mundo del cómic. Es por ello que la mayor parte de sus
trabajos vienen firmados por ambos. Cuando se formo el ‘Equipo Martz Schmidt’,
colaboró como autor completo en las historias de los personajes de su maestro
para las publicaciones de Ediciones B (Deliranta Rococó o Camelio Majareto,
entre otros), pudiendo firmar la mayoría de las obras. Es un excelente
caricaturista, campo con el que se siente más realizado.
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