domingo, agosto 27

EL CANTON. CARTAGENA 1873

Edita: Diario La Verdad
Murcia, 1999
Tamaño: 31 x 22 cm.
Color.
Número páginas: 132
Encuadernado con lomo y tapa dura.
Imprenta: Jiménez Godoy, S. A.
Depósito legal: MU-1761-1999
Patrocinador:  Ayuntamiento de Cartagena.
Dibujo: Rogelio García Maciá y José Rosique Belmonte. Guión: Joaquín Alcaraz Quiñonero. Color: José Rosique Belmonte.




La obra se distribuyo junto al periódico La Verdad como fascículos diarios, en total fueron 31 entregas.

A través de los personajes Icue, Rascasote y Flori, niños de la época reseñada, introducían al lector, de manera educativa, por la historia de esos días desde los iniciales motivos que produjeron la insurrección cantonal en Cartagena, hasta su final y bombardeo de la ciudad que la redujeron a escombros. Narración aderezada con notas de humor y caricaturas de todos los protagonistas de este episodio histórico para hacer más amena su lectura. Como curiosidad reseñar que, algunas páginas, fueron realizadas a lápiz por Rosique y entintadas, posteriormente, por Rogelio para ofrecer una uniformidad global.


La obra se iniciaba con dos textos, un prólogo de Asensio Sáez, ensayista, poeta y pintor, y una introducción histórica de Juan B. Vilar, catedrático de la Universidad de Murcia e historiador. En las páginas 2, 38 y 74 se incluía un índice de episodios de cada uno de los tres capítulos en los que se dividía la obra y, desde la página 105 a la 119, se incluía un índice onomástico con caricaturas, reales o imaginarias, de todos los personajes reseñados. Cerraba la obra, en la página 120, semblanzas de los autores con fotografía de los mismos.


Aprovecho para rescatar una entrevista que le hice a Joaquín Alcaraz Quiñonero y fue publicada en la sección Viñetas Mágicas de la La Opinión.

HUMOR E HISTORIA
El dibujo de prensa como desafío

Joaquín Alcaraz Quiñonero (Lorca, 1950), es uno de esos incansables amantes del cómic que intenta por todos los medios reivindicarlo como arte y ha invertido una parte importante de su vida en ello.




¿Cómo inicia su afición por el cómic?
Mi vocación frustrada es la de comediante. Me iba detrás del hombre que tocaba música mientras su mono bailaba con la esperanza de que se escapara y yo ocupara su lugar para recorrer mundo. Sin embargo, la realidad era que volvía a mi casa sin conseguirlo. Mi afición por el cómic comienza a los 6 años cuando estuve una larga temporada en cama por una pleuresía. Durante ese tiempo leía tebeos y los seguía con gran interés esperando el de la semana siguiente. Mis primeras colecciones fueron El Capitán Trueno, Pantera Negra y, un poco después, El Coloso de Rodas. A partir de ahí, durante el verano o los fines de semana, cogía mis tebeos en una canasta e iba de casa en casa preguntando por quien leía tebeos para poderlos cambiar y así leer más. El quiosquero tenía, además de los tebeos de la semana para la venta, un stock de cuadernos atrasados que alquilaba. Algunos estaban tremendamente manoseados y deteriorados.

Realiza la carrera de Ingeniería Técnica y consigue plaza, tras opositar, en la enseñanza. ¿Es, en este momento, donde su firma comienza a ser profesional?
Apruebo la oposición en 1979 y ejerzo un año en Almería donde estuve publicando chistes en Almería Semanal, suplemento de La Voz de Almería, firmando como Jaqui que es esencialmente la firma que uso habitualmente para todo. En el siguiente curso opto por trasladarme a Cartagena hasta el día de hoy.
Recién llegado me piden que ilustre el libro Cita en La Manga de unos periodistas del diario Línea. Esto me da la oportunidad de publicar en el mismo y, poco después, en uno de nueva andadura, el Diario de Murcia, donde colaboro en las páginas de Cartagena iniciando mi etapa de caricaturas de la clase política. Por aquel entonces inicié la colaboración con el dibujante Rogelio, que realizaba caricaturas en La Verdad, y creamos El Icue, un personaje que tuvo mucho éxito y al que le he dado la característica de ser la memoria colectiva de la ciudad apareciendo en la mayoría de obras que hemos realizado.

Pero, usted, también ha desarrollado una extensa faceta como estudioso y teórico.
En La Verdad realicé las páginas culturas del suplemento El Icue, dirigido por Ginés Conesa, donde di semblanzas de dibujantes e ilustradores como los hermanos Dávalos o Paco Fructuoso. En aquellos momentos, la revista Cartagena Viva, que dirigía Teresa González Adalid, me requiere para hacer humor gráfico y también realizo alguna entrevista como la de Martz Schmidt especialmente cuando me entero que es cartagenero. Lo cual acrecentó mi interés, descubriendo que se trataba de un personaje de una talla humana y profesional importante y, ante lo cual, me planteo rendirle un homenaje. Cómo coincidió que estaba iniciándose el Murcia Joven, coordinado por  Manuel Muñoz Zielinsky, les planteo el proyecto y me dan el visto bueno, planteando otras actividades que abarcaron encuentros entre dibujantes cartageneros y murcianos.

¿Es en este momento cuando decide crear el Colectivo de cómics NPI?
Como veo que el cómic tiene su interés y seguidores en Cartagena planteo a la Concejalía de Cultura, en 1986, crear una plataforma donde puedan coincidir y desarrollar sus inquietudes todos esos jóvenes valores, así nace el NPI, Colectivo para el estudio y creación del cómic, que tuvo gran repercusión mediática. Editamos la revista NPI con monográficos, tan interesantes, como el de homenaje a Martz Schmidt, que salió francamente bien, o al Capitán Trueno y a sus autores, que fue aun más sonado y de mayor repercusión. Tuvimos todo el apoyo de Ediciones B que nos dejó originales y, desgraciadamente, se perdió uno. Lo que me dio mucha rabia y tuve que disculparme ante la editorial. Lo sorprendente es que no pasó nada porque, esa gente, tenían poco apego por esas obras, no les concedían mucho valor. Tras esto, el Murcia Joven, recorta presupuestos a la par que se cierra la etapa del Colectivo NPI por mi propio cansancio.

A usted le interesa, también, el humor gráfico en prensa y le cautiva especialmente el realizado en el Siglo XIX, ¿no es cierto?
Me fui interesando más en la investigación sobre el humor y la critica gráfica en detrimento del comic en si. Realicé una ardua labor de investigación de tres años en la Hemeroteca Municipal de Madrid como parte de mi tesis doctoral para la licenciatura de historia de la que surgió, en 1990, una exposición, El Sexenio democrático y el Cantón de Cartagena, un tema que, por su dificultad en localizar materiales, estaba bastante olvidado, cuando el tema gráfico fue un medio importantísimo, en aquel panorama histórico, como para crear revueltas e inclinar las opiniones políticas en uno u otro sentido. A los políticos de la época no les importaba lo que se decía de ellos sino lo que se dibujaba y versificaba sobre sus personas, ya que ello llegaba a mucha más población, por aquellos tiempos de mayoría analfabeta.
Me interesa el humor del siglo XIX de intencionalidad política o social, no el humor blanco. Este me interesa a partir de los años 20 del siglo posterior, K-Hito, Tono, etc., el humor por el humor.

Es en este momento cuando consolida el tanden Rogelio-Joaquín realizando sus mejores trabajos.
Sí, me dedico a dar ideas en el equipo que formo con Rogelio, iniciado con el personaje Icue, entre otras series para prensa local, y que se consolida en dos obras que ven la luz a través de La Verdad, en los noventa, como coleccionables: Cartagineses y Romanos y El Cantón de Cartagena. La primera vez que un diario regional se involucraba y arriesgaba de manera tan directa en el tema del cómic con unas obras didácticas, pero amenas, cuyo hilo conductor eran estos personajes. Lo último que hemos hecho es Un día en el puerto de Cartagena, otro monográfico que creamos, en 2001, para la Junta del Puerto, donde se contaba de manera histórica a los escolares la historia del puerto.
Actualmente me interesa el humor gráfico de autores extranjeros que ofrecen interesantes propuestas gráficas y que suelen ser muy desconocidos.

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